Y la Gran Madre dijo:
Ven hija mía y dame todo lo que eres.
No tengo miedo de tu fuerza y oscuridad, de tu miedo y dolor.
Dame tus lágrimas. Serán mis ríos caudalosos y mis océanos revueltos.
Dame tu ira.
Explotará por mis volcanes rebosando de lava y truenos retumbantes.
Dame tu espíritu cansado. Lo dejaré reposar en mis suaves prados.
Dame tus anhelos y sueños. Plantaré un campo de girasoles y dibujaré arco iris en el cielo.
No eres demasiado para mí.
Mis brazos y mi corazón abrazan tu auténtica abundancia.
Hay espacio en mi mundo para todos vosotros, todo lo que sois.
Te meceré en las ramas de mi secuoya milenaria y los valles de mis redondeadas y suaves colinas.
Mis vientos suaves te cantarán canciones de cuna y calmarán tu corazón abrumado.
Suelta tu dolor profundo.
No estás sola y nunca has estado sola.
Linda Reuther
Traducción: Imma Lizondo
Fuente: https://mujerciclica.com/2019/10/27/regresando-al-hogar/
