Después de lo que le pareció una eternidad, se sacudió el miedo, dejó atrás la inseguridad y se decidió a hacerlo. Por fin había llegado el momento. Dio el primer paso, su pie desnudo pisó las hojas de tonos rojizos que cubrían el suelo del bosque como manto que abriga en otoño. El frío recorrió su cuerpo como un latigazo pero se atenuó con las chispas de emoción que brotaban de su más interno centro de poder. La sensación fue indescriptible, como un salta al vacío.
Ella sabía que ese no era sólo el primer paso. Era el justo momento que determinaba un antes y un después. con cada paso la espesa niebla que se cernía sobre el bosque y todos los que allí habitaban, se disipaba, iba desapareciendo a medida que ella avanzaba en su camino a través de la espesura. Cada vez le costaba menos, se sentía más ligera. Aquellos que se cruzaban con ella se apartaban para contemplar maravillados el avance de una mujer poderosa, sin miedo a equivocarse, decidida a hacer realidad lo que su corazón anhela.
Su luz deslumbraba, una luz pura, limpia, aquella que sólo irradian los que son sinceros con ellos mismos, aquellos que no luchan por sus sueños sino que deciden vivirlos. Ee día, el bosque fue testigo de un nacimiento. El nacimiento de la magia interior de una mujer poderosa.