Y llegó el otoño…

Y llegó el otoño y con él las lluvias, las acera llenas de hojas, los días de frío, las tardes de sofá y manta, las tardes de té en casa compartiendo confesiones mientras afuera llueve. Las manzanas y las castañas asadas, las calabazas que nos recuerdan que en un suspiro estaremos celebrando Samhain/Halloween.

Llegó el otoño y con él, el tiempo de la Chamana. Es hora de la cosecha, de asimilar lo aprendido y darle vida a aquello que hemos estado nutriendo. Es hora de mostrarnos al mundo tal cual somos, como los árboles que pierden sus hojas y quedan desnudos. Así somos y así nos mostramos, al natural, nuestra esencia viva, deshaciéndonos de lo superfluo y conservando aquello que de verdad importa, aquello que nos da valor y nos nutre y nos hace ser mejores cada día y sentirnos bien con nosotras mismas a cada segundo.

Nuestras hermanos los árboles nos susurran que es tiempo de volver al hogar, es tiempo de empezar el camino de vuelta a la cueva y prepararla para los meses fríos de invierno. Y darle a nuestro cuerpo, nuestro templo, el descanso que se merece.

Es tiempo de volver la mirada hacia dentro, de escuchar lo que nuestro subconsciente tiene que susurrarnos a través de los sueños. Porque no hay nada más bello que ser conscientes del hermoso y mágico mundo que cada una llevamos dentro. Es infinito, es eterno y es parte del universo que brilla a nuestro alrededor.

Es tiempo de agradecer a la Pachamama todo lo que nos ofrece desinteresadamente. Es hora de amarla, cuidarla y respetarla como se merece. Honrar al útero que nos dio la vida, el que nos protege y sostiene, porque su amor es incondicional, porque su entrega es infinita.

Gracias por la vida, gracias por ser y estar, gracias de corazón. Gracias, gracias, gracias.

Namasté

Feliz fin de semana brujeres

)O(